Viaje más fácil en botella, casi nos dejan en la puerta de casa.
Terminamos de ver todo aquello que nos faltó de ver en la primera visista. Primero tuvimos un guía, El Ruso*, que nos enseñó La Habana Vieja y nos llevó a exposiciones. Volvimos al Café 23 – G para poder localizar a la gente de la primera semana, y lo conseguimos.
Gracias Niovel por acogernos en tu casa, llevarnos a un concierto de jazz, a uno de rock, a uno de barroco y a uno de trova. Por enseñarnos Santa Fé, por presentarnos a toda tu familia, a Fausto,…¡Ey Niovel!¡Esa es la casa de Silvio!
Gracias Rubén, santiaguero con el que volvimos a coincidir en La Habana porque nos hiciste volver a Santiago unas horas antes de abandonar Cuba.
Gracias a todos con los que nos hemos encontrado por el camino. Cuidad de la parte de nuestro corazón que se queda en la isla.
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