Confesión

Papás, mamás y demás familiares… Sabemos que os prometimos que íbamos a viajar seguras y con cuidado, pero la realidad económica nos hizo buscar alternativas no tan seguras.
Pasamos de viajar en el Víazul (bus de primera clase) a viajar en botella, es decir, en camiones.

Definición de viajar en camión: parte trasera del vehículo acomodado con dos bancos de hierro colocados de forma paralela en cada lateral. La capacidad máxima era de 51 personas, pero en la realidad podíamos viajar unos 70 más (contados uno a uno). En estos medios de transporte pueden ir las personas con todos sus bultos.

Bultos: dícese de las maletas, tartas, gallinas, perros, mercancía para vender…
Todo esto junto a una temperatura de unos 30 o 40 grados sin ventilación apropiada. Decir cabe que la temperatura podía subir a medida que pasaba la mañana o subía un hombre… ( ejem, ejem… ya nos entendéis).

Consejos para viajar en botella:
-Las cuentas claras conservan amistades.
-Si viajas con bronquitis (como María), intenta no ponerte debajo de la única gotera del camión, aunque puede suceder que las goteras te persigan.
-Si alguien se te queda dormido en tu hombro… relájate y disfruta.
-Escuchad cómo arreglan los cubanos su país.
-Conoceréis a las mujeres con más carácter y genio del país.
-Si el conductor no quiere yumas (extranjeros) en el camión, no discutáis con él, simplemente callaros y pagad.
-No tengáis miedo de pasar por el acantilado más grande Cuba mientras llueve… alguien amablemente te sujetará para que no ruedes por el camión.
-Llevad algo de abrigo, un chuvasquero y algo para amortiguar los golpes en el culo y en la espalda. De los laterales no os preocupéis porque están cubiertos por carne cubana.
-Los más importante: mucha paciencia para coger el camión y para llegar al destino, ya que el conductor suele parar en todos los pueblos para ver a la novia, a la mujer, a la amante, a la otra amante, a la jevita… mientra tu te achicharras en el puto camión.