Por error viajamos en tercera clase, en un autobús que tenía 19 años (sería la nostalgia de nuestros viajes en camión por Cuba? Nos engañó en inconsciente?).
El Hospitalito nos regaló a Fran, francesa afincada en México hace treinta años, suu energía y su carácter nos sorprendió y empujó a seguir nuestro camino. Gracias a ella pudimos participar en una de las tradiciones mexicanas más importante en Navidad, las Posadas. Fuimos de casa en casa pidiendo posada, como San José y María lo hicieron en Belén. Claro que ellos no tuvieron que rezar 7 Padres Nuestros, 72 Ave Marías y otras tantas oraciones que ni sabíamos ni recordábamos.
En el zócalo de la ciudad, en una cafetería mientras leíamos el periódico nos “asaltaron” tres franceses: Medí, Nasser y Sabri. No sabemos cómo pero a la mañana siguiente estábamos en su coche de camino a Puebla, escuchando el Bamboleo y entre un paisaje de cáctus. Nuestros ángeles de la guarde franco-mexicanos.
Como podéis ver seguimos estresadas.
El Hospitalito nos regaló a Fran, francesa afincada en México hace treinta años, suu energía y su carácter nos sorprendió y empujó a seguir nuestro camino. Gracias a ella pudimos participar en una de las tradiciones mexicanas más importante en Navidad, las Posadas. Fuimos de casa en casa pidiendo posada, como San José y María lo hicieron en Belén. Claro que ellos no tuvieron que rezar 7 Padres Nuestros, 72 Ave Marías y otras tantas oraciones que ni sabíamos ni recordábamos.
En el zócalo de la ciudad, en una cafetería mientras leíamos el periódico nos “asaltaron” tres franceses: Medí, Nasser y Sabri. No sabemos cómo pero a la mañana siguiente estábamos en su coche de camino a Puebla, escuchando el Bamboleo y entre un paisaje de cáctus. Nuestros ángeles de la guarde franco-mexicanos.
Como podéis ver seguimos estresadas.
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